Micheletti y Nasralla confiesan la cruda y desoladora realidad de la oposición en Honduras



En una reciente aparición pública, el exmandatario de facto, Roberto Micheletti Bain, dio declaraciones contundentes y desalentadoras acerca de la crítica situación que enfrentan los partidos de oposición en Honduras.

De manera franca y sin rodeos, Micheletti destapó la falta de liderazgo y visión en el seno del Partido Liberal, admitiendo que «no tenemos un candidato que pueda dirigir… no tenemos una figura que pueda aglutinar el sentimiento de los hondureños».

Micheletti no dudó en ampliar su crítica a los partidos de oposición en general, describiéndolos como «tan desfigurados como el nuestro».

El Partido Nacional, aunque descrito como «fuerte» por Micheletti, no escapó a su visión pesimista.

Las dificultades internas y la sombra dejada por el exmandatario Juan Orlando Hernández, extraditado a EE.UU. por narcotráfico, pesan como una losa sobre sus aspiraciones políticas, manifestó el líder liberal.

En un tono casi desesperado, Micheletti expresó su deseo de un cambio divino para el país, lo que sugiere una falta de confianza en las capacidades humanas dentro de los partidos de oposición.

Por su parte, Salvador Nasralla, líder del partido PSH, no ofreció una visión más alentadora en recientes declaraciones.

Al evaluar las posibilidades de los líderes de oposición para las elecciones de 2025, Nasralla reconoció abiertamente la incapacidad del Partido Nacional de ganar por sí solo, incluso sugiriendo una necesidad de coaliciones improbables para tener alguna esperanza de éxito.

Estas declaraciones colectivas no solo reflejan un pesimismo generalizado, sino también una falta de estrategia y cohesión que plantea serias dudas sobre la viabilidad y eficacia de la oposición hondureña.

El panorama se oscurece aún más para la oposición hondureña con el lanzamiento de Rixi Moncada, candidata del oficialista partido Libre.

Su precandidatura ha causado alarma entre las filas de la oposición, ya deterioradas por escándalos de corrupción y vínculos con el narcotráfico.

Moncada, renunciando a su cargo como ministra de finanzas para postularse, se posiciona como una amenaza potente contra una oposición conservadora fragmentada y desacreditada.