Gabriela Castellanos, la directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), ha emitido un mensaje de respaldo al Partido Nacional, proponiendo su recuperación con la participación activa de la sociedad civil, en un momento marcado por la reciente condena por narcotráfico del expresidente Juan Orlando Hernández, líder máximo de dicho partido.
Este gesto resulta sorprendente dada la serie de acusaciones de corrupción y delitos de narcotráfico que han envuelto a numerosos líderes del Partido Nacional.
Sin embargo, Castellanos sostiene que el partido constituye la única opción viable para evitar un avance autoritario y «forjar un futuro más justo, próspero y equitativo».
Es importante destacar que Castellanos ha sido objeto de críticas por supuesto sesgo político a favor de la derecha y el conservadurismo hondureño, en detrimento del gobierno actual de orientación progresista.
Además, resulta relevante señalar que el CNA que dirige Castellanos cuenta en su junta directiva con instituciones de corte conservador, como iglesias, medios tradicionales y el COHEP.
El discurso publicado por Castellanos en diario El Heraldo dice lo siguiente:
En el Partido Nacional, con inmensa mayoría electoral, es más urgente que nunca reconstruir una oposición fuerte, inteligente y moralmente intachable. La fragmentación, la falta de liderazgo y la ausencia de un proyecto político coherente han debilitado a las bases, mientras que la desconfianza en las instituciones y en los políticos tradicionales ha alejado a la gente, creando un vacío que ha sido llenado por populismos y extremismos.
La reconstrucción del Partido Nacional exige, en primer lugar, recuperar la confianza de la ciudadanía. Para ello, es fundamental que se comprometa con la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana. Debe ser una oposición abierta, plural e inclusiva, que represente los intereses de todos los sectores de la sociedad.
La escasa estructura limpia que queda del PN no solo debe ser fuerte en términos morales, sino también en términos intelectuales. Debe formular propuestas viables y soluciones a los problemas reales de la sociedad. Se requiere un análisis profundo y actualizado de la realidad nacional e internacional para desarrollar estrategias efectivas que respondan a las necesidades del pueblo.
Deben arrancarse de raíz al JOH que llevan tatuado y sacudirse las ratas que han hecho de la casa del PN una alcantarilla de lucro. Hay que unificar voluntades y replantearse el futuro inmediato con ética y transparencia, como valores fundamentales de la nueva oposición. Sus líderes deben ser ejemplos de honestidad y compromiso con el bien común.
La lucha contra la corrupción debe ser una conciencia irrenunciable. Solo así se podrá recuperar la confianza de la ciudadanía y construir una alternativa creíble ante el desgobierno actual.
El camino no será fácil, pero es la única fuerza posible de recuperar, para evitar el avance autoritario y construir un futuro más justo, próspero y equitativo que este país merece, como compensación social.
Pero más allá de esos discursos empalagosos, asustadizos y torpes del Partido Nacional, el electorado exige un nuevo enfoque basado en la oposición y defender con firmeza los valores democráticos y los derechos humanos. Debe ser una voz clara y valiente contra la injusticia, la desigualdad y la autocracia.
Esta nueva oposición se debe reconectar con las necesidades y las demandas del pueblo. Es fundamental establecer canales de comunicación y participación que permitan a la sociedad civil ser parte activa del proceso de cambio. Entre el ser o la nada, está la estrella que aún puede brillar.