En un clima político caldeado por la selección de un nuevo fiscal general del Ministerio Público en Honduras, ha trascendido una grabación que ha agitado aún más las aguas políticas del país.
La protagonista es la diputada del Partido Nacional, María Antonieta Mejía, cuya revelación en una reciente entrevista televisiva confirmó prácticas delictivas durante la elección del anterior Fiscal General, Óscar Chinchilla.
La diputada Mejía, con palabras que no dejaron lugar a dudas, expuso las maniobras internas de su propio partido y del partido Liberal en el proceso de elección de Chinchilla. La declaración confirma tráfico de influencias y compra de votos.
«No teníamos mayoría calificada… se tuvo que ir a comprar conciencias», afirmó Mejía en una revelación que ha provocado escándalo en redes.
Esta confesión, transmitida públicamente, no solo desacredita aún más la ya polémica elección de Chinchilla, sino que también pone en tela de juicio todo el sistema de justicia en Honduras. La admisión de Mejía confirma un panorama sombrío de manipulación y corrupción, desafiando los principios de democracia y legalidad.
Las repercusiones de estas confesiones son significativas, poniendo presión sobre los partidos Nacional y Liberal para responder y potencialmente provocando una investigación exhaustiva sobre la conducta de sus miembros.